domingo, 1 de abril de 2007

Columnas de Opinión

De qué sirve invertir en platos sino
hay comida para colocar en ellos



Por Jaime Goyes Andrade



Veo con beneplácito el programa contra la pobreza que el Gobierno nacional comenzó a poner en marcha y ya era hora que Colombia no se quedara atrás e hiciera algo por intentar apaciguar aunque sea un poco el hambre que muchos habitantes del país padecen diariamente.
Pero sería muy bueno que se implemente un ente fiscalizador en cada región, para comprobar que los millones de pesos que se van a invertir en ese proyecto no sean desviados para otros lados como casi siempre ocurre en nuestra querida y amada patria.
Somos muchos los que esperamos que ese dinero no sea para calmar “el hambre corrupta”, pues de esa clase de hambrientos si que los hay por todos lados en el país, pues son varios los que esperan “comerse” una tajada de todo lo que se les atraviese enfrente. Pues ya notamos que hasta con los cargos públicos se reparten el botín una semana para uno y la otra semana para el otro, como hicieron con la gerencia de Comfamiliar de Nariño, entonces qué podemos esperar del manejo que le van a dar a la platica que va para los pobres.
Confío en que el Gobierno sabrá escoger a las personas que beneficiarán, pero de todas formas deberían analizar concienzudamente a quienes les van dar el manejo de ese dinero para que sea bien invertido.
Pero de todas formas me parece que la región necesitaba de inversión contra la pobreza, pues de qué servía que se invierta, por ejemplo, en educación, se generen más cupos para los estudiantes, si estos acudían a sus escuelas y colegios sin nada en el estómago, sin comer varios días, pues simplemente no aprenden igual que una persona que acude a clases bien alimentado.
Es muy importante invertir en educación y eso siempre lo he recalcado en mis columnas, pero con hambre nadie aprende lo que le enseñan, no le pone cuidado a las materias y al salir del colegio en vez de realizar las tareas lo primero que hacen es buscar la forma de conseguir algo de comer para poder sobrevivir.
Precisamente hace algo más de un año, Pedro Medrano, director regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) en su visita al país dijo que falta voluntad política en los países de Latinoamérica para combatir la pobreza. “Lo más grave es que las inversiones que se hacen hoy día en materia de educación, de empleo, de salud, no van a poder ser bien aprovechadas porque están tratando ya con un tercio de la población que está en promedio a nivel regional, desnutrida, estamos viendo que esa inversión no se va a aprovechar adecuadamente, en otras palabras es un mal gasto” dijo Medrano en ese entonces y es algo muy verídico que le ocurre a Colombia hasta nuestros días, porque de qué sirve invertir en platos sino hay comida que colocar en ellos.

*******************************************




La actual realidad



Por Jaime Goyes Andrade



Que lástima da ver cómo en nuestro país, muchos de los cargos con salarios que sobrepasan los tres millones de pesos están destinados no para las personas capaces o capacitadas sino para los que tienen “palanca”. Precisamente hablando de esto, me llegó a mi correo electrónico una historia que se acerca enormemente a la actual realidad y quiero que todos lo lean, para lo cual lo trascribo a continuación:
“El chico termina el colegio secundario y no tiene ganas de estudiar nada. Como el padre es un tipo notable, lo aprieta: ¿Ah? ¿No quieres estudiar? Bueno, yo vagos no mantengo, así que vas a tener que trabajar. El padre, que tiene algunos amigos políticos, dada su larga trayectoria, trata de conseguirle un empleo y habla con un amigo que tiene una alta posición en el Estado: Hola Pachito, ¿Te acuerdas de mi hijo? Bueno, termina la secundaria y no quiere estudiar por ahora. Si te queda fácil, necesitaría un puesto como para que empiece a trabajar mientras decide si va a seguir una carrera. El asunto es que haga algo y no vague, ¿Me entiendes?. - Bueno, podría hablar con el presidente y conseguirle un cargo consular, para eso no se necesita nada, como nadie lo ve en otro país, puede estudiar y además ganará como 4.000 dólares mensuales. - Nooo, lo quiero aquí en Colombia, para poder controlarlo y algo más modesto, para que no se le haga tan fácil la vida.
Voy a ver que consigo. A los tres días llama Pachito: Listo Tito, tu hijo será Asesor de la Comisión de Salud en algunas de las Cámaras del Congreso. Unos 9 millones de pesos al mes. Está bueno, ¿no? - ¡No, viejo! Es una locura. Recién empieza. Tiene que comenzar de abajo. A los dos días de nuevo Pachito: Tito, ya lo tengo. Hablé con un primo, podría ser en una entidad de control. Le conseguí un cargo de asesor. El sueldo es más modesto, de $7 millones, pero puede conseguírsele una prima técnica automática. - Ah¡ No amigo!, recién termina el colegio!. No quiero que la vida se le haga tan fácil de entrada. Quiero que sienta la necesidad de estudiar, ¿Me explico?
Al otro día: -Tito, ahora si, Asistente en un proyecto de una entidad pública, con algo de computación ya está; claro que el sueldo se va muy abajo serán $5 millones al mes, nada más. -Pero hermano, ¡por favor!, consígueme algo más modesto, recién empieza, algo de $1'500.000 al mes. - Bueno, eso si está muuuy difícil...... sabes?. - Ah ¿Por qué?. - Esos cargos son por concurso y para cumplir con el perfil necesita currículum, título universitario, postgrado o preferible Maestría, experiencia real certificada, además de exámenes, entrevistas y un laaaaargo proceso de selección.... ¿Me entiendes?”.

*****************************




Más alimentos y menos armas


Por Jaime Goyes Andrade


La organización mundial que trabaja por tratar de disminuir los altos índices de pobreza en el mundo, FAO (Food and Agriculture Organization) dio a conocer recientemente un informe donde los datos son aterradores sobre el estado de miseria en el que viven muchos habitantes en todo el planeta.
El estudio dice, entre otras cosas, que hay 800 millones de hambrientos en el mundo; 864 millones de seres humanos desnutridos; 25.000 muertes diarias a causa del hambre y la pobreza; 11 millones de niños menores de cinco años mueren diariamente en los países subdesarrollados; el hambre mata un niño cada cinco segundos en el mundo; familias pobres destinan el 70 % de sus ingresos para proveerse de una defectuosa e insuficiente alimentación; un millón de niños mueren anualmente por deficiencia de vitamina A; en los países pobres, seis de cada diez niños sufren de retardo mental debido a la carencia de hierro; incluso en los mismos países industrializados, nueve millones de habitantes sufren de desnutrición, y lo alarmante, según dice el mismo director general de la FAO, Jacques Diouf, es que en vez de disminuir, el número de hambrientos aumenta a un ritmo de cuatro millones por año.
Estas cifras deberían alarmar a los presidentes de las grandes potencias del mundo y en vez de dedicarse a declararles la guerra a los demás países, invirtiendo millones de dinero en la fabricación y compra de armas, deberían preocuparse por ofrecer alimentación a quienes lo necesitan.
¿Pero a quién la importa eso?, a ninguno de los grandes magnates, ni a los mandatarios de las naciones ricas, pues para ellos es mucho más importante obtener cada día más poder y tener a los demás a sus pies.
El momento que atraviesa actualmente la humanidad es realmente grave, doloroso y sorprendente si se piensa en términos de cómo y porqué el hombre, habiendo alcanzado tan altos niveles de desarrollo científico y tecnológico, ha hecho del planeta un lugar de desigualdad e injusticia en vez de buscar en él la armonía y la seguridad para todos sus habitantes.
Tanta desigualdad social terminará por destruir el planeta y Colombia no se queda atrás, siendo un país con una gran cantidad de tierras que producen excelentes alimentos, estos en vez de utilizarlos para sembrar productos que ayuden a calmar el hambre de los pobres, los usan para sembrar coca, amapola y demás, para darles gusto a los drogadictos, quienes pagan millonadas en Estados Unidos, Europa y Asia por destruirse el cuerpo y el cerebro.
Si por lo menos ese gran dinero que deja el negocio de las drogas lo utilizaran para calmar el hambre de los miles de pobres que hay en el país y todos vivieran bien, no nos importaría tanto que esa manada de pendejos se destruyan consumiéndolas. Pero ni eso hacen, se guardan el dinero para invertirlo en… sabrá Dios (¿o el diablo?) en qué la invierten.


*****************************




La guerra: escoria del ser humano



Por Jaime Goyes Andrade



Muchas veces sentados en nuestras viviendas, disfrutando de una comida caliente y un buen café no nos ponemos a pensar en lo que en ese mismo instante está ocurriendo en otros lugares del país y del mundo.
Somos ajenos al dolor humano, simplemente porque no nos ha tocado padecerlo y nos deshumanizamos de la barbarie que sacude al planeta.
Hambre, desplazamiento, asesinatos, secuestros, violencia, drogas y muchas maldades más invaden al ser humano, pero una de las peores escorias generadoras del mayor sufrimiento es sin duda alguna la guerra.
Y lo peor de todo es que ésta es inventada por el hombre, o sea que somos nosotros mismos los que nos hacemos daño, nos matamos, dejamos huérfanos a muchos niños, mutilamos el cuerpo y el alma de la gente, ¿y para qué?, para acabar con lo único que tenemos, la vida.
A dónde vamos a llegar si continuamos con esta guerra, pero si somos ajenos a ella, si no nos preocupamos por las lágrimas que miles de personas derraman diariamente en el planeta, nunca lograremos acabarla.
Dice un refrán “ojos que no ven, corazón que no siente” y eso es precisamente lo que ocurre, que no vemos lo que en realidad está pasando, nunca comprenderemos lo terrible que es la guerra, de ahí que invito a todos los lectores para que vean y sientan en su corazón lo que muchos hermanos nuestros están sufriendo. Dejemos de hacernos los ciegos y reconozcamos que la guerra es lo peor que le puede pasar a la humanidad.
Recuerdo que hace un poco más de un año cuando trabajaba en el Cauca, con un grupo de periodistas de todo el país llegamos al municipio de Toribío en pleno combate, mitad del pueblo en el suelo, incendios en cada esquina, las ráfagas de las ametralladoras se escuchaban por todas partes, el avión fantasma bombardeaba por los alrededores, muchos pensábamos que ni siquiera alcanzaríamos a redactar las noticias porque, para que negarlo, sentimos que no íbamos a salir vivos de ahí. En ese momento me di cuenta de lo absurdo que es la guerra, al ver a mucha gente llorando y buscando en los escombros algo de sus pertenencias (todos eran personas humildes y trabajadoras, campesinos e indígenas en su mayoría) me di cuenta que los muertos los ponen los pobres, la sangre derramada era de gente honorable que se ganaba la vida dignamente.
Uno de los habitantes, con el rostro ensangrentado y en medio de lágrimas me dijo algo que nunca olvidaré y que es muy cierto: “señor periodista, esto es horrible, una cosa es contarla y otra vivirla en carne propia. Muchas veces en la ciudad se escucha la situación de estas cosas y se vuelven ajenos al sufrimiento de la gente, pero cuando a uno le toca se da cuenta que la guerra es tenaz, no se la deseo ni al peor enemigo”.
Y esa es la gran verdad, cuando alguien ha vivido en carne propia la guerra, sabe del gran sufrimiento que genera y no se la desea a nadie.



********************************



La educación debe trascender las noticias



Por Jaime Goyes Andrade



En el reciente seminario taller "El cubrimiento periodístico de temas de educación" que se realizó en la Universidad Javeriana de la ciudad de Cali y el cual fue organizado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi) y el Ministerio de Educación Nacional, se habló sobre la poca cobertura que los medios de comunicación tanto nacionales como regionales le damos a las noticias que tienen que ver con temáticas educativas.
Se dijo que solo cuando hay un paro de maestros, hurtos en un colegio o docentes sindicados de algún delito, es cuando los medios entran a generar todo un suplemento noticioso.
Ante esto creo que es muy cierto, porque lastimosamente las noticias negativas son las que más “venden” y por eso se le da relevancia a lo escandaloso, a lo irreverente, a lo que genere controversia.
Pero la culpa no es solo de los medios, sino también de la población en general (no todos), porque hemos notado que cuando hay una noticia del orden judicial es cuando la gente más se aferra al televisor para ver los noticieros o agotan todas las existencias de los periódicos. ¿Y por qué?, porque esa es la cultura de nuestro pueblo (no todos, reitero), les gusta ver sangre, matanzas, o las dolencias de los demás.
Si un noticiero no inicia con algo de orden público (masacres, secuestros, etc) la gente no ve las demás noticias, y así mismo, si un periódico no tiene una nota con esos temas, simplemente no lo compran.
Pero ya es hora de acabar con esa mediocridad de pensamientos, ya es hora que un medio trascienda a través de las noticias positivas, y una de ellas sin duda alguna es el tema de la educación.
Simplemente por la falta de cultura es que los colombianos (no todos, vuelvo y reitero así me torne cansón) es que lo malo llama la atención.
¿Por qué no nos dedicamos a informar solamente de lo bueno que pasa en nuestros territorios?, ¿o es que acaso no hay nada bueno?, pues no creo que sea así, las cosas buenas que hace la gente es muy superior a lo malo que algunos pocos realizan en el país.
De ahí que invito a todos los periodistas para que comencemos a crear una cultura diferente en donde la educación sea el tema primordial.
El director de El País, Francisco José Lloreda, en su intervención durante el seminario taller dijo que “más que informar, los comunicadores debemos formar” y estoy totalmente de acuerdo con eso, pues nosotros debemos ser quienes eduquemos al pueblo para que en vez de interesarse por temas escandalosos o dolorosos, que ningún bienestar les deja en su conocimiento, nos dediquemos a incentivar en los habitantes la cultura y la educación que son el bienestar y futuro de cualquier ciudad.